Joshua Prager: In search of the man who broke my neck
Joshua Prager: En busca del hombre que quebró mi cuello
Joshua Prager’s journalism unravels historical secrets -- and his own. Full bio
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un coche en Jerusalén
que nunca había conocido
para llamar a decir que estaba yendo.
de 15 000, Kfar Kara,
justo fuera de esta ciudad santa,
de enero, me dirigí al norte
a un hombre y algo de paz.
y salí de Jerusalén.
donde su camión azul,
toneladas de baldosas,
velocidad en la parte trasera izquierda
unas 20 000 lagartijas
antes del accidente,
mi nuevo cuerpo,
una mañana de mayo.
mi gran mano derecha,
el borde del aro, me sentí invencible.
la pizza que había ganado en la cancha.
una ciudad de piedra
al sol del mediodía,
hubo una gran explosión,
como una bomba.
atrás sobre mi asiento rojo.
Mis zapatos volaron.
flotando en huesos rotos,
estaba cuadripléjico.
aprendí a respirar por mi cuenta,
a pararme y a caminar,
ahora dividido verticalmente.
a mi hogar en Nueva York,
cuatro años, toda la universidad.
regresé a Jerusalén por un año.
mi silla para siempre,
y miré al pasado,
de viaje en el autobús
del deltoides izquierdo,
que se había perdido,
el testimonio que dio Abed
de la carretera hacia Jerusalén.
me inundaron de ira.
sentiría ira hacia este hombre,
su rueda de izquierda
silbando por mi ventana
Baja la velocidad".
mi cuello se rompió otra vez,
con tal indiferencia,
esperando mi llamada.
su expediente de manejo previo,
de su camión ese día de mayo,
se había herido en el accidente,
el reporte de la policía
de lesiones graves.
en unas semanas,
una grabación me dijo
que se fueran
de tobillo y una mochila
de sóftbol semanal
me convertí en periodista y escritor,
de palabras con un dedo.
todas mis grandes historias
cada una centrada en una vida
entonces a una herencia,
un obturador, un arresto.
un antes y un después.
mi destino después de todo.
cuando el año pasado,
escribir del accidente,
entonces, "Half-Life",
cuando comprendí
conocer a Abed,
entender por qué:
dos palabras: "Lo siento".
que Abed todavía vivía
esa misma ciudad,
rosas amarillas en el asiento trasero,
parecieron una ofrenda ridícula.
que te rompió el maldito cuello?
agua de rosas. Mejor.
lo que me esperaba.
como lo hice muchas veces antes,
de diferente mi vida
una experiencia diferente.
antes del accidente,
mi vida como el lomo de un libro abierto?
para nosotros, hecho por nosotros,
un padre o cónyuge,
sus dotes y déficits innatos?
más que los genes y la experiencia,
misma pregunta universal,
oh brillo de la mirada,
al danzante de la danza?"
conduciendo por una hora
y vi mi propio brillo en mi mirada.
desde que habían sido azules.
que me habían propulsado
un barco en un lago de Chicago,
de adolescente
Cape Cod después de un huracán.
sería un médico
del tiempo y de la muerte,
discapacitado,
golpes y dardos de mi fortuna.
dedos, los dientes astillados
que no se puede abrir.
irremediablemente entrelazados.
cuando salí a la derecha
siete bellas mazurcas,
en una ciudad árabe,
el nombre de un local
de una oficina de correos al mediodía.
cuando platicaba con la gente
llego yo y comienza mi invalidez,
lo que a nadie más le dice.
que conocí en la calle hizo lo mismo
sus palabras, sus lágrimas
con que soy feliz y fuerte,
Supongo que eran ciertas.
a pesar de la cojera,
me hizo ser yo mismo.
Mohamed me dijo
dicho a otro extranjero.
estuco crema y luego bajó.
pensando qué decir,
un chal negro y traje negro.
y más tarde confesó
a instalar el Internet.
mi camino de regreso.
y franela y bastón,
promedio de tamaño medio.
chinelas sobre calcetines,
sudadera, un suéter,
rayas sobre su frente.
Mohamed había telefoneado.
nos dimos la mano y sonrió,
un invitado en su casa,
del otro en un sofá de tela.
reanudó de una vez
había empezado por teléfono
reciente en los ojos, dijo.
con su costado y sus piernas
sus dientes en el accidente.
y encendió la TV
en la habitación cuando él salió
apuesto que fuerte,
cara redonda y un cuello ancho.
el 16 de mayo de 1990,
y tomado una vida.
más delgado que su esposa,
mirándose joven,
fotografía mía de joven
y reconocí su anhelo.
nuestras vidas", dije.
una foto de su camión destrozado,
de un conductor de autobús
que no le dejaba pasar.
el accidente con Abed.
dos palabras y seguir mi camino.
que en su propio testimonio
al conductor del autobús.
porque no había venido por la verdad.
buscando remordimiento
debajo del autobús.
el accidente no fue su culpa,
que otros sufrieran?"
tres palabras rápido.
por qué él había sufrido.
antes del accidente,
ordenado el accidente,
religiosa, y Dios estaba complacido.
automovilístico horas antes
personas en el norte.
allí, en la ruta 804,
olvidarían la fecha.
la recordarían.
"que la policía
firme con los malos conductores".
cual él se absolvía del accidente?
la afirmación de
puesto lejos más tiempo?
perdió su licencia de carro por una década.
de manejo antes del accidente".
a 60 en una de 40".
con exceso de velocidad,
equivocado de una barrera,
los frenos en ese descenso,
no importa que tan cruda sea la realidad,
una narración que le sea aceptable.
El perpetrador se convierte en la víctima.
Abed nunca pediría disculpas.
con nuestro café.
particularmente malo
particularmente bueno.
ser amable conmigo.
la costumbre judía,
hasta los 120 años de edad.
relacionarme con quien
de su propio hacer calamitoso,
tan poco examinada que dijo
habían muerto en el accidente.
quería decirle a Abed.
si reconocía mi discapacidad
cuando se sorprenden
que sonríen en su cojera.
que han vivido mal,
mayor fuerza que un camión fuera de control,
son mayores todavía,
un centenar de cuellos rotos.
hace que seamos lo que somos
ni nuestros cuerpos
a lo que nos pasa.
el psiquiatra Viktor Frankl,
las libertades humanas:
cualquier conjunto de circunstancias".
no solo paralizó
reconciliarse con la realidad
y los divorcios y la calvicie
uno no tiene que decir
y por lo tanto un accidente es bueno,
algo malo es una mierda,
tiene todavía muchas glorias.
nuestro mandato es claro:
a la mala suerte.
y disfrutar de lo bueno,
y amistad —oh, amistad—
quería decirle
realmente del calor corporal,
debe estar fría,
no hay calidad
si no fuera por el contraste.
lo que no tienes,
consciente de lo que tienes,
se puede disfrutar lo que tienes.
que puedes recibir
puedes despertar cada mañana
realmente de lo que es la calidez
años después del accidente,
inferior de mi pie izquierdo
los nervios al fin despiertos,
una ráfaga de nieve.
estas cosas a Abed.
a un hombre, no dos.
ABOUT THE SPEAKER
Joshua Prager - JournalistJoshua Prager’s journalism unravels historical secrets -- and his own.
Why you should listen
Joshua Prager writes for publications including Vanity Fair, The New York Times and The Wall Street Journal, where he was a senior writer for eight years. George Will has described his work as "exemplary journalistic sleuthing."
His new book, 100 Years, is a list of literary quotations on every age from birth to one hundred. Designed by Milton Glaser, the legendary graphic designer who created the I ♥ NY logo, the book moves year by year through the words of our most beloved authors, revealing the great sequence of life.
His first book, The Echoing Green, was a Washington Post Best Book of the Year. The New York Times Book Review called it “a revelation and a page turner, a group character study unequaled in baseball writing since Roger Kahn’s Boys of Summer some three decades ago.”
His second book, Half-Life, describes his recovery from a bus crash that broke his neck. Dr. Jerome Groopman, staff writer at the New Yorker magazine, called it “an extraordinary memoir, told with nuance and brimming with wisdom.
Joshua was a Nieman fellow at Harvard in 2011 and a Fulbright Distinguished Chair at Hebrew University in 2012. He was born in Eagle Butte, South Dakota, grew up in New Jersey, and lives in New York. He is writing a book about Roe v. Wade.
Joshua Prager | Speaker | TED.com